Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

lunes, 9 de julio de 2007

vidas ejemplares

Tengo en mi estudio una foto firmada por la mismísima Lynn Margulis , que estuvo hace unos años en TGN dando una conferencia en su perfecto castellano. Le llevé recortada una foto suya que publicó la revista EP de El País del domingo y me la firmó. Nunca pensé que reuniría firmas de nadie, pues soy escasamente mitómana. Así y todo ya tengo las de Margulis, Pinker, Illya Prigogine y la del fallecido Stephen Jay Gould. Pero mi mayor devoción se la dedico a determinadas científicas, sobre todo esas mujeres valientes y contra corriente que adelantaron hipótesis que parecían absolutamente alocadas como la de Margulis en su tiempo: que existe un paso de células procariotas a eurocariotas en un proceso que ella denomina Endosimbiosis Serial. Con sus ideas se enfrenta al neodarwinismo generalizado. Ya veremos cómo quedará la cosa, pero sí parece ampliamente aceptado que órganos de la célula como las mitocondrias tuvieron ese origen endosimbiótico. Otra científica heterodoxa es Barbara McClintock que obtuvo el premio Nobel en 1983. Investigadora laboriosa y sin pretensiones, descubrió que partes del genoma desencadenaban por su cuenta cambios genéticos mucho más importantes que los que pudieran producir las mutaciones. A eso se le llamó “genes móviles” o “transposones”. Stephen Jay Gould y Nils Eldredge propusieron en su día la teoría del “equilibiro puntuado”, que afirma que la evolución se caracteriza por un equilibrio general puntuado por períodos de variaciones significativa provocadas por grandes cambio medioambientales. Puede que esos “genes móviles” tengan mucho que ver. Una parte importante de nuestro ADN no codificante (antes llamado “basura”, pero ahora ni mucho menos)está compuesto por ese tipo de gen. Curiosamente, y eso recuerda las teorías de Margulis sobre simbiosis, esos “genes móviles” se parecen extraordinariamente a los virus, a los retrovirus, concretamente. Entre que nuestras células son organismos complejos que absorbieron ciertas bacterias hace mucho tiempo y les pusieron piso a cambio de su trabajo (para no hablar de nuestra dependencia absoluta de las bacterias para la digestión de alimentos etc.) y que nuestro ADN está estrechamente vinculado a los virus, la visión de un universo vivo interrelacionado en lo más profundo se hace más evidente. Y abre un mundo nuevo lleno de posibilidades a la ciencia en general y a la medicina en particular.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Poco puedo decir de su entrada,Va más allá de mis conocimientos.
Por cierto,¿dónde está la diferencia entre la mitomania y la admiración?
Creo que la admiración al estilo Cioran o Aurelio Arteta es una virtud.
Libia ha confirmado la pena de muerte para las enfermeras bulgaras y el palestino. El mundo a la espera de la respuesta de Europa y la Onu.

Anónimo dijo...

Se me olvidó firmar. Soy Gotigoti.

Anónimo dijo...

Compartimos la admiracion por la Sra Margulis y por esa linea de conocimento.En realidad no es nada nuevo si es una manera algo heterodoxa de contemplar la vida,qizás hasta ahora algunos lo han visto así pero las normas cientificas no permiten algunas expresiones.En cuanto a las posibilidades para la medicina tengo mis dudas sobretodo porque creo que la medicina no es una ciencia.Asi lo creo.Antonio.