Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

brigadistas y animadoras

viernes, 31 de julio de 2009

Ana, déjalo . Hay cosas que sabes y cosas que no. Ya sé que es una idea insoportable pero podría ser (sólo podría ser) que hubiera algún tema que yo conociera un poquito más que tú. Es duro pero así es la vida.

Una de las experiencias más brutalmente pedagógicas de la época en que me tocó compartir mesa y mantel con reputados intelectuales fue el observar las múltiples formas en que se manifiesta la territorialidad más animal de lo que podría llamarse la intelligentsia patria. Por un tiempo pensé que eso era propio del intelectual de izquierdas porque fueron estos quienes más y más prontamente lo demostraron. Y más descarnadamente. No olvidaré nunca el airado correo que el más comunista de todos le remitió al osado editor que tuvo la desvergüenza de añadir, en un librito dedicado al análisis de la gestación de Ciutadans, una pequeña entrevista que un colaborador me hizo como presidenta de la asociación Ciutadans de Catalunya. En él le decía el muy de izquierdas que había “gente de platea y gente de anfiteatro”. No usó términos de condesa resentida como “aún hay clases y clases”, pero se parecía una barbaridad. Y si me ha venido a la memoria es porque estoy escribiendo un libro sobre aquellos momentos. Se va a llamar: “Estuve en Ciutadans. Memorias de la madre política”. Y, hablando de libros. Por fin han publicado en España la obra más representativa de uno de los ensayistas americanos más influyentes del SXX: El verdadero creyente de Eric Hoffer . Lo descubrí por casualidad hace ya 20 años en una librería de viejo americana. Podría ser un buen modelo pero nunca si eres español. Mr. Hoffer era un absoluto outsider y un autodidacta. Estibador portuario, concretamente. Aquí no hubiera tenido la menor esperanza.

Volviendo a ti. Yo, ni me había enterado de tu artículo. Me avisó una amiga que piensa que tengo una forma entretenida de escribir y me pidió que te respondiera con humor. Y eso hubiera querido. Pero, mira, no tengo ganas. No sólo es la migraña, sino que me parece que ya os estáis pasando . No es para menos. Después de hablar de “brigadistas” del Rey Darwin y otras memeces, después de tildar de ignorantes, triviales e indocumentados a quienes hablan de lo que no conoces, envalentonada por la indefensión que nos acarrea el no lucir la denominación de origen “nosaltres els Intel•lectuals de Veritat”, te ves con ánimos de insultar a las personas que hacen una web como Tercera Cultura y atribuirme a mí, testosterona girl como eres tú al fin y al cabo, el papel que todo macho desea para la mujer que se sale del tiesto que li pertoca: el de florero. ¿ Animadora , reina? No encajo en esa minifalda de tus fantasías.

Lo que te digo, déjalo. Hace unos días hablaste de los “adoradores de Darwin” como gente que piensa “que la especie siempre va a más”. Dijiste en un privado que era sólo un decir, una broma. Si broma. Els collons. Estáis llenos de prejuicios y no os enteráis. Por eso te valen “un par de horas” por Internet para pillarle el truco a eso de Darwin. Así eres capaz de escribir este párrafo histórico “si de verdad creen que en el futuro la tecnología que pudiera derivarse de la aplicación de los descubrimientos de la genética a la prevención de enfermedades y el evitamiento de patologías será a su vez capaz de prolongar la vida indefinidamente, ¿qué necesidad tienen de seguir defendiendo a machamartillo la selección natural darwiniana? Si los individuos de la especie no tienen que seguir luchando para adaptarse al medio y garantizar su supervivencia, ¿qué sentido tiene seguir moviéndose en el marco conceptual darwiniano?” Y esto: “Como poco, esto sólo debería bastarles para dudar de la eficiencia de la selección natural de los individuos más aptos de la especie.”

Sin palabras. Y ya dejo de hablar de Darwin, que parece mi tío o alguien que me da de comer. Si su figura cada vez es más grande no le va afectar que a unos señores de Libertad Digital se les haga la misma talmente un lío con él. Sólo tienes razón en una cosa: somos unos pardillos. Brigadistas nos sé; pardillos absolutamente. Trabajamos un huevo sin más horizonte que el chorreo de collejas que nos caen de la derecha y de la izquierda. ¡Menudos Intocables! Debe andar media “intelligetsia” partiéndose el culo.

Pero, mira, a pesar de lo poquito que somos y contar con 4 chavos (ahora ya son dos) hemos sido los primeros en traer a España a Robert Redecker. Hemos organizado unas jornadas difícilmente superables donde fueron ponentes personajes de primera fila, algunos de ellos nada o escasamente conocidos en España. Y aún nos hablas de la cobardía de algunos con el Islam ¡A nosotros! Sin contar con las conferencias sobre Darwin en el Citilab y las que vamos a organizar en Murcia este otoño. Eso, entre tantas cosas.

En fin, nos consuela el hecho de saber que nunca empezamos esto para que nos lo agradecieran.

cambio climático

lunes, 27 de julio de 2009

Dyson : "Y creo firmemente que el aumento de la riqueza en China y la India es el acontecimiento más importante actualmente en el mundo. Esta es una revolución real, que el centro de gravedad de la población mundial sea de clase media, y eso sería algo fantástico. Sería lamentable que los convenciéramos para detener esto sólo a causa de un problema que no es tan serio."

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡mecagüenla $&?*!&(!!!!!!!!!!!!!!!!!!

miércoles, 22 de julio de 2009

Hace ya 20 años, Giacomo Rizzolatti , Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese de la universidad de Parma, descubrieron lo que denominaron “neuronas espejo” , células que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro individuo, especialmente un congénere. Estas investigaciones han resultado ser ricas áreas de conocimiento que podrían responder a preguntas tan trascendentales como las del origen del lenguaje, de la empatía o de la sociabilidad. Marco Iacoboni en su libro “Mirroring people. The new science of how we connect with others” (creo que está publicado en España) opina que la fuerza de las neuronas espejo podría ser suficientemente importante para que la tentación de imitar la violencia sea más difícil de resistir de lo que pensamos, y que hace ya 50 años que acumulamos datos sobre evidencias que señalan que la violencia en los medios induce al comportamiento violento.

Una de las objeciones al control o a la censura de la violencia en los medios había sido siempre que entre el mensaje y el sujeto receptor existía una mediación de tipo intelectual. El “argumento de la autonomía” era el argumento clásico para defender incluso el discurso violento tanto en películas como en video juegos. Pero si existe un mecanismo neurobiológico que explique de modo plausible que este paso intermedio es eludido ya no nos vale. Si las neuronas espejo nos permiten captar la mente de los demás no por razonamiento conceptual sino por directa simulación, por el sentimiento (por decirlo así) y no por el pensamiento, le estamos dando un nuevo golpe a la idea del libre albedrío. Quizá no seamos tan racionales, autónomos y conscientes dueños de nuestras decisiones.

Pero, no sólo las imágenes violentas tienes efectos negativos socialmente. Iacaboni reflexiona sobre el “harmful speech” ampliamente utilizado en series, películas o video juegos. Este tipo de lenguaje se considera casi una conquista y se ha dado por supuesto que es neutralizado por la intermediación mental del oyente o del espectador. Pero no dicen esto sus estudios. A nivel menos ofensivo, los exabruptos e imprecaciones son vistos desde la ciencia como modos de desviar la ira o la frustración en un momento de tensión. Incluso los juramentos y las blasfemias son capaces de “aliviar el dolor” cuando nos damos un martillazo en un dedo. Por lo que se desprende de estos trabajos y de las conjeturas de Iacoboni, la válvula de escape al dolor o la frustración que permite cierta violencia (verbal en este caso) puede ser útil pero siempre que esté muy circunscrita al momento inmediato al martillazo. Así que, ojo, “in extreme cases, the hotline to the brain's emotional system can make swearing harmful, as when road rage escalates into physical violence”.

Naturalmente, la libertad de expresión ha de seguir siendo uno de los pilares fundamentales de las sociedades libres y peor serían algunos remedios que ya les gustaría aplicar en algunas “civilizaciones” o en algunos países. Pero igual que Icaboni pienso que una mayor comprensión de los mecanismos neurobiológicos que dan forma a la conducta social humana deberían influir en un consenso moderno e informado sobre nuestros códigos sociales. Quizá deberíamos volver a reeditar los antiguos manuales de urbanidad y de buenas costumbres esta vez sin telarañas ideológicas o religiosas. Nos hemos acostumbrado al mal gusto, la procacidad, el lenguaje soez y al exabrupto innecesario. Pero estamos viendo que no son actuaciones sin importancia. Si estás acostumbrado a soltar “cabrón” o “hijo de puta” cada vez que te llevan ligeramente la contraria, es muy fácil que ante una agresión verbal mínima pases ya a la fase 2. Ah, hubo una época en que todas estas admoniciones parecían anticuada moralina e hipocresía burguesa . Pero va a resultar, en eso también, que estábamos equivocados.

libertad digital: el sello de la casa

martes, 21 de julio de 2009

En Libertad Digital tendrán cabida desde "heterodoxias" a "Izquierdas liberales" o ateos que prefieren no decir su nombre y homosexuales que lo ponen por delante.

Pero, eso sí, no nos pasemos con Darwin. Debe ser el lema. Hasta
Ana Nuño ironiza con que "después vengan a decirnos los adoradores de Darwin que la especie siempre va a más".

Poco favor le haces al darwinismo "adorándolo" si te lleva a decir cosas tan anti-darwinianas como esta...

Es lo que tiene el poti-poti.

horacio quiere morirse

miércoles, 15 de julio de 2009

Pero hay quien no está por la labor.

Entre pensadores e intelectuales tradicionales existe un supuesto o costumbre que les hace dar por bueno el establecimiento pétreo de filiaciones históricas o culturales a determinadas personas o colectivos. Pongo un ejemplo. Aunque ni Diderot, ni Montesquieu, ni Rousseau, ni Voltaire se pronunciaron al respecto han acabado siendo ”padres” de una izquierda que ni siquiera existía cuando ellos se paseaban in corpore nada sepulto por este planeta tan azul y tan verde. Recuerdo haber tenido esta conversación una vez con uno de los intelectuales (como decía la prensa) del grupo que fundó Ciutadans de Catalunya . Yo le decía que no me adscribía a ninguno de los dos bandos irreconciliables (para él) que han ocupado los extremos del arco político en los últimos 100 años, pero que los filósofos de la Ilustración formaban parte sustancial de mi formación humana e intelectual. Pues bien, él, que justo acababa de denunciar la extravagancia de unos “derechos históricos” reclamados por la Biblia nacionalista sí exigía sin asomo de duda una especie de ADN espiritual sólo y exclusivamente para mayor gloria de “la izquierda”. Resumiendo: mi compañero no creía posible que nadie sin esta etiqueta pudiera presentarse como libre heredero de lecturas o ideas que por lo visto tenían dueño pa los restos.

Cualquier persona con cierto espíritu crítico puede darse cuenta de que estas catalogaciones, taxonomías o filiaciones son puramente interesadas ideológicamente hablando. Y que este arrime de la sardina es el pan de cada día para cualquiera con una visión del mundo mancada de flexibilidad y con una agenda tirando a dogmática. Sea de la izquierda, de la derecha, de arriba o de abajo. Y viene a cuento por un artículo que acabo de leer en LD titulado “La moda de la inmortalidad” escrito por Horacio Vázquez-Rial, casualmente otro compañero del grupo impulsor de Ciutadans.

Por lo visto esa apetencia de inmortalidad (o más bien de falta de ganas de morirse) que ahora exhiben sin recato algunos intelectuales o científicos no sólo le parece de pésimo gusto sino que le da pié para meterlos en un saco con la etiqueta “ateos” aparente resultado de un linaje ancestral de lunáticos, errados y hasta de asesinos. El que alguien, que a mí sí me parece un científico , en función de expectativas bastante reales y fundamentadas sueñe con la posibilidad de alargar su vida mediante una modestísima “parcial y progresiva sustitución biónica de nuestras partes desgastadas” le recuerda a lo que pretendían “unos cuantos nazis dedicados a las ciencias, por vía del perfeccionamiento de nuestra especie”. Vamos, y luego se escandalizarán (y con razón) cuando alguien le llama Holocausto a un choque en cadena de bicicletas de trial.

Así que, como su otro compañero intelectual, les encuentra su debida filiación y les impone unos abuelos y bisabuelos sacados de la manga y que van tanto del materialismo dialéctico y de Stalin, como del positivismo y de Herder al superhombre y el eugenismo nazi. Si no t´agrada posa-t´hi fulles.

Se puede discutir la fundamentación de los sueños de un Ray Kurzweil
y si es razonable plantearse cuestiones tan especulativas como las de la inmortalidad. Pero, desde luego, tiene todo el derecho a entretenerse con desafíos intelectuales y científicos que, a diferencia de Vazquez-Rial, del otro compañero y de mí, le suelen resultar en inventos que luego utiliza y disfruta la gente de toda condición. Y sin experimentar con judíos (seguro que también lo es él, como casi todos) o con hermanitos siameses.

Así que, como le expresé entonces a mi compañero de sueños políticos en Cataluña, preferiría que no me hicieran trajes a medida tan parecidos a camisas de fuerza. Me gusta la ciencia ficción y, aunque no es mi tema favorito , agradezco que alguien con tanta capacidad como Hawking o Kurtzweil reflexione sobre cuestiones aún tan en los márgenes. Y, aunque atea, no soy (como se estereotipa en el artículo) ni socialista, ni anticlerical, ni antisionista ni partidaria dulce de esa cosa llamada “alianza de civilizaciones”. Y si fuera alguien que “busca su religión como puede” aún seguiría siendo una persona con derecho a escoger en un mercado libre de monopolios las ideas o lecturas bajo las que se acoge y ampara.

“La mortalidad es la fuente de toda ética” dice Vazquez-Rial. Antes se dijo lo mismo de la religión. Ahora vemos que se puede vivir en un mundo secularizado . Ni él ni yo sabemos cuál sería la ética en un mundo sin muerte y no tenemos prisa por descubrirlo. De momento y para largo todos seguimos teniendo fecha de caducidad. Se equivoca Vazquez-Rial con las tribulaciones del bello androide de Blade Runner: el asunto no era esa fecha de caducidad fijada indeleblemente en su circuitería (¿acaso no la llevamos también nosotros? ). Lo que movía a Roy Batty, su irresistible oportunidad, era que sabía quién era su creador y ¡dónde vivía!, esa Tyrell Co. tan poco parecida “al cielo” de los humanos. ¡Qué más querría cualquiera de nosotros!

Ray Kurtzweil quizá crea o no en Dios, pero lo que sí sabe es que no existe la posibilidad de ir y pedirle ni más vida ni toda la vida. Por eso, tipo altamente emprendedor, quiere encargarse él mismo de este asunto. Si hay alguna filiación es la de Prometeo.