Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

pim, pam, pum

miércoles, 13 de octubre de 2010

Y con esto está todo dicho.

1 comentario:

Juan Poz dijo...

Lo impagable es el pie de foto: "asisten incrédulos" al espectáculo. Pues si no se creen lo que ven ni se lo esperan, ¿en qué basan sus análisis políticos, en la ficción, en las videntes del TDT? Que hay descerebrados totalitarios en Cataluña como en cualquier lado es una obviedad que no merece más comentario. Ahora bien, la permisividad de los partidos con mayor representatividad en el Parlamento regional es lo que levanta escalofríos, del mismo modo que lo causa la deferencia de la TV pública autonómica, pagada con nuestros impuestos, con partidillos a los que se les da una baza electoral que se le negó a Ciudadanos en su momento. El nacionalismo siempre apesta, pero en estas situaciones aún más.