Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

todos los cuerpos: el cuerpo

jueves, 11 de agosto de 2011

Una vez leí que las mujeres tenemos una percepción corporal de unos 35 años. Por lo que entendí, nos quedamos ancladas en el recuerdo de la entrada en la madurez. No sé en qué se basaba ni en qué estudios. Pero sí es verdad que las mujeres (no puedo hablar por los hombres) a partir de un momento experimentamos sorpresa cuando, desprevenidas, vemos nuestra imagen en un espejo y no nos encaja con lo que debería ser. Y, sí, más o menos es aquella treintañera aún llena de frescura y vigor.

Todos sabemos que no envejecemos por dentro. Y ese es el gran drama. Así que fingimos y a veces hasta extremos que merecen portada. Por ejemplo, la señora duquesa de Alba, su novio y sus florecitas en el pelo. Y no digamos esta excusa de una bisabuela enhiestamente operada –“ mis pechos iban en una dirección y mi cerebro en otra”- que por no ser de una ironía bastante fina es menos traída por los pelos.

También hay sorpresas. O no. Las mujeres obesas solteras pierden en el mercado matrimonial pero ganan en el del trabajo. El motivo: por un lado, son conscientes de que nadie va a mantenerlas ni a compartir gastos con ellas y se esfuerzan más. Por el otro, asumen sin rechistar puestos sin visibilidad pero que pueden estar bien remunerados.

Es un alivio no tener alma porque el cuerpo ya es inabarcable. La de posts que puede generar...

2 comentarios:

San dijo...

Sin duda, es muy cierto que envejece mucho antes el cuerpo que la mente, pero deberíamos ser conscientes de la edad que tenemos y con ello lo que debemos ponernos o no. Como bien puntualizas el caso de la Duquesa de Alba es un claro ejemplo. No se deberían tener complejos, pero si un poco de cabeza.

Anónimo dijo...

A los hombres les pasa casi igual, Teresa. La diferencia es que la edad de "fijación" es de antes de los 30.