viernes, 22 de agosto de 2014

Rossinianos contra Wagnerianos o ¡vaya vueltecita de las vacaciones!



Tengo la suerte de haber manifestado siempre a las claras mi opinión sobre el tema Ciutadans en Upyd. ¡Por descontado que tenemos que llegar a algún acuerdo! Nacimos del mismo proyecto y si aparecieron dos en vez de uno fue por lamentables errores y malentendidos en la fase inicial.  He formado parte de cortejos y comitivas que han ido en romería para intentar convencer a los dirigentes de la necesidad de rectificar el desencuentro. Aún recuerdo aquel viaje a Vitoria, con dos miembros más de la Territorial de Cataluña. Un montón de km. para obtener lo que ya esperábamos: una palmadita en la espalda y el no de siempre, sólo que algo más irritado. He hablado con cualquiera a quien supusiera con capacidad de influir. Boadellas, Savateres… Hasta le hice una proposición nada convencional (o sí) a Santi González… Nada.

Tengo que decir que, si bien este empecinamiento no ha sido mi mejor baza para hacer brillar mi estrella, tampoco me he sentido discriminada. Al menos, yo no me he enterado. Han pasado de mí y ya está. En las elecciones europeas del 2009 fui de número cinco. En las últimas en el sexto. Pero sé que "la cúpula" estaba firmemente convencida de que sacaríamos de 6 a 8. Luego, conmigo, contaron. No puedo quejarme.

Así que mi plan para esta polémica era ponerme de perfil. ¿Qué iba a añadir ahora que no supieran ya? Imagino que las formas podrían haber sido diferentes. O tal vez no. Pero mi cómodo camuflaje con el paisaje no ha sido posible porque he leído la respuesta de Irene Lozano en El Mundo. Y por ahí ya no. Si esto es lo que nos espera, apaga y vámonos. ¡Qué gran error! Con esa carta Upyd se ha disparado en el pie. La más extensa sarta de desatinos y argumentos ad hominem que puedan verse. Uno de los problemas más incómodos en estas pasadas elecciones europeas era encontrar razones lo menos falsas posible para responder a la clásica pregunta de los periodistas "¿Qué les diferencia de Ciutadans?". Aún recuerdo cómo compartíamos ese pesar Paco Sosa y yo estrujándonos el magín.  Algo había que decir. Y yo encontré una respuesta magnífica y del todo real. Upyd demostraba mayor madurez y visión política porque elegía como candidato a un ciudadano desconocido para el gran público pero con la mayor capacidad y reputación profesional concebible. No apostábamos por el habitual de la TV, por estupendo que fuera, sino por el riesgo de la calidad para conocedores y por la vista más allá del corto plazo.

Pues hasta eso veo saltar por los aires cuando mi compañera Irene lo utiliza como proyectil en su abusiva carta de reproches. Sí, yo llevé con orgullo que Upyd partiera del 12% de la mejor opción, ¿acaso somos un partido de masas? Pues eso. Y no le veo problema a que Paco naciera en los años 40 (yo lo hice en los 50, por cierto. ¿Criticamos el sexismo? Pues mucho cuidado con el "edaísmo", auténtica plaga de nuestro tiempo) ¿Y qué decir de otras insinuaciones? Lamentable.

Un amigo del partido me ha hecho llegar un manifiesto en apoyo de la libertad de expresión de nuestro eurodiputado y lo voy a firmar. No me vuelve loca porque temo que en parte incluya un cierto desquite de compañeros con agravios previos a esta reciente polémica. Ya me pareció muy curiosa la composición de la iniciativa de "Libres e iguales", que no suscribí. Quizá si algún promotor me la hubiera explicado. Pero no fue así.  Esta vez, sopesando la información de que dispongo, sí lo hago.

Sólo espero que llevemos esta crisis de la mejor manera posible y que sea para bien.  Hay algo que está por encima de nuestras siglas y es el proyecto que originó a ambas formaciones.  Si seguimos así vamos a desaparecer las dos, Upyd y Ciutadans. Lo digo por si alguien en alguno de los dos partidos se está frotando las manos. Señores, somos tan, tan parecidos que el daño que sufra uno también lo va a pagar el otro.  Y no está la situación política para perder la cabeza. Upyd no consiguió (y bien que lo lamento por la cuenta que me trae) los escaños que ambicionaba. Pero Ciutadans en Cataluña tampoco cumplió sus expectativas. La mirada del votante está puesta sobre nosotros. Es la hora del diálogo responsable.

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