Siempre que afloran los prejuicios éticos o nacionales,
en tiempos de escasez, cuando se desafía la autoestima o vigor nacional,
cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico
o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento
familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña luz. Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse (Carl Sagan).

"Cerveza Nolla, para que nos sintamos hasta la ….."

sábado, 20 de septiembre de 2014



Este jueves, Roger Corcho y yo nos sentamos en el Il caffé de Francesco, en Pg. de Gràcia esquina Valencia. Yo pido una Coca Cola y él una cerveza. Y le traen esto que véis: una botella con la maldita estelada. Nos quedamos estupefactos. ¡Estamos rodeados! ¡Ni un respiro!

Naturalmente, llamamos al camarero para que se lleve el engendro. Roger le dice "no pienso ponerme esto en la boca" -frase riquísima en potenciales significados que ahora no trataremos-. El camarero es claramente de la parte Ecuador o vecindades. Hay un pequeño revuelo en la barra, un hombre joven de aspecto autóctono de asoma para vernos, y nos envía a otro camarero (super catalán, éste, como del berguedà) con una cerveza menos politizada.

He mirado en google y tanto cerveza como establecimiento pertenecen al Grupo Nolla. La gracia es que tienen un anuncio en castellano que dice "la nuestra", no sé con qué criterio publicitario.

Roger le pega el primer trago no sin antes mirar adentro. Qué triste.

Ah, y nos cobran casi 8 euros, no sé no sé...

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